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domingo, 27 de febrero de 2011

=)

sábado, 26 de febrero de 2011

On miss nothing, miss everything.

I'm miss autonomy, miss nowhere, I'm at the bottom of me ,miss androgyny, miss don’t care.

I’m miss fortune miss so soon ,like a bottle of pain.Miss matter you had her now she’s goin’ away.
I'm misued , I don’t wanna do .Be not your slave.Misguided, I mind it, I'm missin the train.
And I don't know where I've been
And I don't know what I'm into
And I don't know what I've done to me
And as I watch you disappear into the ground , my one mistake was that I never let you down . So I'll waste my time, and I'll burn my mind

The only reason I'd kick u outta bed

 is to f*ck you on floor.

viernes, 25 de febrero de 2011

-

La libertad es lo que tú haces con lo que te han hecho.

Framing.

Say so long to innocence from underneath the evidence, you taste like heaven but God knows you are built for sin.

Leave out all the rest

Soñé que  estaba perdida y tu estabas tan asustado... Pero nadie escuchaba, porque a nadie más le importaba. Después de mi sueño desperté con este miedo por el que me estoy yendo. ¿ Cuando termino aquí?.
Asi que me preguntas , y quiero que sepas que cuando mi tiempo llegue debes olvidar todo lo malo que hice, ayudarme a dejarlo atrás , algunas razones para estar perdido. Cuando te sientas vacío guárdame en tu memoria  y deja todo atrás.
No tengas miedo, me llevé mis latidos. He compartido lo que hice. Parece que soy fuerte, pero no por completo. Nunca fuí perfecta, pero  tú tampoco lo has sido.
Olvidando todo el dolor dentro , has aprendido a esconderlo tan bien.
Intentando que alguien más venga y me salve de mi misma. No puedo ser quien tú eres.
No puedo ser quien tú eres.

¿Podría? ¿Debería?

Nunca dije que esperaría por siempre.Si muriera estaríamos juntos.
Nunca podré olvidarte, pero tú podrías intentarlo.
Al final del mundo lo último que veo eres tú.
Nunca volverás a casa
Por todas las cosas que nunca jamás me dijiste.







Y las sonrisas que siempre me perseguirán,y todas las heridas que siempre me lastimarán, por todos los fantasmas que nunca me atraparán, caigo.

sábado, 19 de febrero de 2011

La mano le temblaba un poco cuando golpeó el cristal . La ventana se abrió enseguida y ella pensó satisfecha que debía de estar allí esperándola.
Hacía calor en la habitación y se preguntó si el rubor de las mejillas se debería a la temperatura o a la sola idea de las horas que tenían por delante. Seguramente sería por lo segundo, se dijo, pues también las de él despedían fuego.
Por fin llegaba al punto que ella había deseado desde que arrojo la primera piedra contra la ventana. Instintivamente supo que con él la convenía ir despacio. Si había algo que sabía hacer, era adivinar cómo eran los hombres y luego darles la mujer que querían. En su caso, tuvo que interpretar la dulce y tímida flor  durante un par de semanas insoportablemente largas. Ella habría preferido meterse en su cama la primera noche, pero sabía que eso lo habría espantado. Si quería conquistarlo teníe que jugar a su juego. Puta o virgen, ella sabía dar ambas versiones.
-¿Estás asustada?- le preguntó sentado sobre la estrecha cama.
Ella reprimió una sonrisa. Si supiera lo versada que estaba en el tema, el asustado sería él. Pero no podía delatarse.No ahora, la primera vez que quería  poseer a un hombre tanto como él a ella. Así que bajó la mirada y asintió levemente. Cuando  él la rodeó con sus brazos para tranquilizarla, no pudo evitar una sonrisa que ocultó en su hombro. Después buscó su boca, y cuando el beso se volvió más intenso y entregado él empezo a desabotonarle la camisa, auún con delicadeza, y muy despacio. Ella habría querido quitársela de un tirón, pero destruiría la imagen de si misma cuya creación había llevado semanas. Llegado el momento, también daría rienda suelta a esa faceta, pero entonces él se atribuiría el honor de haberla hecho  aflorar. Los hombres eran tan simples... Cuando cayó la última prenda, ella se cubrió tímidamente con la manta. El le acarició el cabello y la miró a los ojos, indaganda y aguardando a que ella le diese el beneplácito para meterse en la cama.
-¿No podrías apagar la vela? - Preguntó con voz temerosa.
-Sí, claro, por supuesto- respondió , turbado por no hacer pensado él  mismo que ella preferiría la protección de la penumbra. 
Extendió el brazo hacia la mesilla de noche y ahogó la llama con los dedos. En la oscuridad , ella sintió como se volvía y con una lentitud insufrible empezaba a tocarla. En el momento preciso, dejó escapar un gemido fingido de dolor con la esperanza de que cayera en la trampa, y de que no se diese cuenta de su engaño. Pero a juzgar por los cuidados que le dedicó después concluyó que no había abrigado la menor sospecha y se sintió muy satisfecha de su actuación.
Puesto que se vio obligada a reprimir su instinto natural , fue algo más aburrido de lo que esperaba ; pero existía en potencia y , muy pronto, ella podría dejarlo estallar de un modo que resultaría una agradable sorpresa para él. Acurrucada a su lado, sopesó la posibilidad de intentarlo una segunda vez, pero se decidió por esperar un poco. Debía contenttarse con haber representado su papel tan hábilmente y haberlo llevado justo adónde ella quería . Ahora se trataba de sacarle el máximo partido al tiempo que había invertido en él. Si jugaba bien sus cartas, podría contar con un excelente entretenimiento para todo el invierno.

Resultó un otoño extraño. Jamás había estado tan exhausto, pero tampoco tan lleno de energía. Era como si ella le infundiese ánimos, y él se preguntaba en ocasiones cómo había logrado hacer funcionar su cuerpo antes de que ella apareciese en su vida. A partir de aquella noche en la que se armó de valor para presentarse ante su ventana, había cambiado todo. El sol empezaba a brillar cuando ella llegaba, se apagaba cuando se separaban. El primer mes sólo intentaron tímidos acercamientos. Ella era tan recatada, tan  inocente, que aún lo llenaba de asombro que se hubiera atrevido a dar el primer paso. Aquella audacia era tan ajena a su personalidad que le enternecía pensar  que se hubiese apartado hasta tal punto de sus principios sólo por él.
Al principio tuvo sus dudas. Avistaba problemas en el horizonte, y vió lo imposible de toda aquella historia, pero era tan fuerte su sentimiento que , sin saber cómo, había logrado convencerse a sí mismo de que todo se solucionaría. Y ella se mostraba tan llena de confianza... cuando apoyaba la cabeza en su hombro y ella posaba su frágil mano en la de él , se sentía capaz de mover montañas.
No tenían muchas oportunidades de verse. Él llegaba tarde a casa y se iba muy temprano por la mañana al trabajo, pero ella siempre encontraba la solución y él la adoraba por ello. Daban largos y numerosos paseos por las afueras del pueblo , al abrigo de la oscuridad y, pese al crudo frío otoñal, siempre encontraban algún lugar seco en el que sentarse y besarse. Cuando por fin sus manos se atrevieron a buscar bajo la ropa, ya estaba mediado noviembre  y él se sabía en una encrucijada. Sacó a relucir el tema del futuro con cautela.No quería que ella cayese en desgracia, la amaba demasiado: pero al mismo tiempo era como si todo se cuerpo estuviera gritándole que elijiese el camino que condujera a la unión. Ella interrumpía con un beso sus intentos de hablar de aquella angustia.
-No hablemos de eso ahora-le dijo besándolo de nuevo-. Mañana por la noche, cuando venga a verte no salgas, déjame entrar.
-Pero... ¿ y si...?- intentó advertirle antes de que lo interrumpiera con otro beso.
-Shh. Vamos a ser silenciosos- recomendó-, como dos ratones. - Le acarició la mejilla, antes de proseguir- : Dos ratoncitos callados que se aman.
-Pero imagínate que... - insistía él inquieto y exaltado a un tiempo.
-No imagines tanto- le replicó ella sonriente-. Quién sabe, mañana podría pasar cualquier cosa.
- ¡Uf, no digas eso!- contestó abrazándola con todas sus fuerzas.
Y ella tenía razón, él pensaba demasiado.

domingo, 13 de febrero de 2011

La primera piedra no provocó ninguna reacción visible, y aguardó unos minutos temiendo despertar a la casera. Pero nadie se movió en el interior. Admiró su propio aspecto a la clara luz de la luna. Había elegido ropa oscura y sencilla para no provocar un contraste demasiado evidente a su lado, y , por la misma razón, se había trenzado el cabello y lo había recogido en un moño, uno de los sencillos peinados que solían llevar las mujeres de los trabajadores. Satisfecha con el resultado, tomó otra piedra del sendero de gravilla y la volvió a tirar contra la ventana. Ahora sí , advirtió movimiento. Por un segundo se le paró el corazón. El frenesí de la cacería le subió la adrenalina y sintió cómo se le encendían las mejillas. Cuando él abrió la ventana intrigado, ella se ocultó tras las lilas que la cubrían parcialmente y respiró hondo. La caza podía empezar.

No era la primera vez que se escapaba de casa, resultaba demasiado fácil abrir la ventana, subir al tejado y bajar por un árbol que había junto a la casa. Trepar tampoco le costaba nada. Aunque , tras mucho sopesarlo, decidió abstenerse de llevar falda, pues le podía dificultar la bajada por el árbol; así que se puso unos pantalones estrechos, un poco más amplios en los muslos . Era como si la arrastrase una gran ola a la que ni podía ni quería oponer resistencia. Sentir una atracción tan fuerte por alguien la aterraba tanto como la complacía, y comprendió que los enamoramientos pasajeros que antes hubo tomado en serio no eran más que juegos de niños.
Durante las muchas horas de pensamiento a las que se había dedicado desde aquella mañana, tuvo la claridad suficiente para comprender que era su añoranza del fruto prohibido la responsable en buena parte del ardor que experimentaba. Pero, con independencia del porqué, allí estaba el sentimiento y ella no tenía costumbre de negarse nada a sí misma, y desde luego, no empezaría en ese momento. En realidad no tenía ningún plan. Sólo la conciencia de lo que quería y de que lo quería ya, a cualquier precio. Nunca se ocupaba de las consecuencias y las cosas siempre tendían a solucionarse, al menos para ella, de modo que ¿ por qué no  iban a hacerlo también para este caso? . Ni se le pasó por la cabeza la posibilidad de que él no la quisiera. Aun no había conocido a un solo hombre capaz de mantenerse indiferente ante ella.Los hombres eran como las manzanas; ella solo tenía que extender el brazo para conseguirlos, por mucho que estuviese dispuesta a reconocer que aquella manzana entrañaba algo más de riesgo que las demás. Incluso los hombres casados a los que, sin que su padre supiera jamás, había besado y en algunos casos incluso permitido que fuesen más lejos, resultaban más seguros que el hombre con el que se disponía a encontrarse. En efecto, todos ellos pertenecían a su misma clase social, y si bien en un principio habría sido un escándalo que se conocieran sus encuentros y citas con alguno de ellos, se habría juzgado con cierta indulgencia casi de inmediato.
Pero un hombre de clase trabajadora... Eso no se le había ocurrido a nadie. Sencillamente, esas cosas no sucedían. Sin embargo, ella estaba harta de los hombres de su clase. Pusilánimes, sosos, de mano blanda y voz chillona. Ninguno de ellos era hombre del modo en que lo era aquel al que había conocido por la mañana. Se estremecía sólo con recordarlo. No le fue fácil averiguar dónde vivía, menos sin levantar sospechas. A pesar de ello, consiguió la dirección echando una fugaz ojeada a las nóminas en un momento en que nadie la veía, y después, supo cuál era su habitación mirando discretamente de ventana en ventana .

sábado, 12 de febrero de 2011

Allí estaba, tendido en la cama con los brazos bajo la cabeza y mirando al techo. Ya era tarde, Y como siempre, sentía en las articulaciones el peso de un día más de trabajo. Pero aquella noche no conseguía calmarse. Había tantos pensamientos que surcaban su mente...La reunión sobre el bloque de piedra se había desarrollado bien, aún así, constituía  una de las razones de su cavilar. Sabía que aquel trabajo sería un reto y le daba vueltas a las alternativas, intentando decidirse por lo mejor. La segunda razón de sus reflexiones era la muchacha de cabellos oscuros y ojos azules . Aquello eran pensamientos prohibidos. Los hombres como él no podían ni siquiera pensar en aquel tipo de mujeres, pero no podía evitarlo. Cuando estrechó aquella mano delicada tuvo que obligarse a soltarla. Cada segundo que pasaba sintiendo su piel más le costaba abandonarla, y le quemaba. A él nunca le gusto jugar con fuego, a pesar de estar dispuesto a revolcarse en llamas por una noche con ella. La reunión fue una ( lenta) tortura. Había pasado todo el tiempo controlándose para no mirar al rincón donde ella estaba sentada. Jamás había visto nada tan hermoso. Ni una sola de las muchachas, ninguna de las mujeres que habían pasado por su vida podían comparársele. Ella pertenecía a otro mundo, completamente distinto. Lanzó un suspiro y se tumbó de lado, en un nuevo intento por conciliar el sueño.  A la mañana siguiente empezaría a las cinco, como todos los días, que no tenían la menor consideración con el hecho de que sus meditaciones lo hubiesen mantenido toda la noche despierto . Oyó un estallido,sonó como una piedra contra el cristal, pero cesó tan rápido que se preguntó si habían sido figuraciones suyas. De todos modos, ya no se oía nada, así que cerró los ojos de nuevo. Pero entonces lo volvió a escuchar. No cabía duda, alguien estaba tirando piedras contra su ventana.
Se incorporó en la cama, imaginando que sería alguno de los compañeros con los que salía de vez en cuando, para invitarle a tomarse un trago, y pensó enojado que si despertaban a la viuda a la que alquilaba la habitación tendrían que vérselas con él . No quería ser motivo de queja. Con mucho cuidado soltó los postigos y abrió la ventana. Vivía en la planta baja, pero unas frondosas lilas le tapaban la vista y entrecerró los ojos para disitinguir quién lo llamaba a la débil luz de la luna.
Un segundo después , no podía dar crédito.

domingo, 6 de febrero de 2011

Y ella solía conseguir lo que quería.

Llevaba un vestido rojo que resaltaba su estrecha cintura. Pese a que muchas jóvenes se habían dejado llevar por la moda de los años 20 sacrificando su cabello bajo la hoja de las tijeras, había sido lo bastante sensata como para conservar su generosa y negra melena, que ahora llevaba recogida en un moño en la nuca. Sabía bien cómo sacarle partido a su porte. El espejo de su casa se lo confirmaba siempre  y ella lo utilizó al máximo en aquel momento cuando, al detenerse ante los tres señores , se quitó los guantes y les estrechó la mano uno tras otro. Con gran satisfacción , constató que aquello surtía efecto. Allí estaban sentados uno junto a otro, con una expresión bobalicona de pez boquiabierto, y los dos primeros le retuvieron la mano un poco, sólo un poco más de lo normal. Con el tercero... fue otra cosa. Llena de asombro , comrpobó que le saltaba el corazón del pecho. Aquel hombre grande y tosco apenas la miró y le estrechó la mano sólo un instante. Las manos de los otros dos le resultaron blandas, suaves, casi femeninas ; las del otro , eran distintas. Sus dedos eran largos y fuertes. Por un segundo consideró la posibilidad de no soltarlo, pero se controló y le hizo un gesto comedido con la cabeza. Sus ojos, que no se cruzaron con los de ella más que un instante, eran castaños, de lo que dedujo que por sus venas corría sangre valona. Después de saludar, se apresuró a sentarse en un rincón con las piernas cruzadas. Vio que su padre dudaba, pues habría preferido que se quedara fuera, pero ella adoptó  la expresión más dulce de la que fue capaz y lo miró suplicante . Su padre la complació   .Asintió sin decir nada , indicándole que podía quedarse y ella, decidió para variar guardar silencio para no correr el riesgo de que la mandasen salir como a una mocosa. No quería sufrir tal agravio ante aquel hombre.
En condiciones normales después de una hora de silenciosa participación  habría estado moribunda de aburrimiento pero no fue así en esta ocasión. Aquella hora pasó sin sentir y cuando terminó la reunión , estaba segura. Quería aquel hombre más que a ninguna otra cosa en el mundo.

Las hijas del frío.

Clavó una mirada implorante en su padre, y sí, aquello funcionó, como de costumbre. El hombre dejó escapar un suspiro.
- Bueno, ven conmigo . Pero me tienes que prometer que estarás callada y quieta, y no andarás por todas partes hablando con los empleados. La última vez volviste locos a esos pobres hombres y les llevó varios días recobrar la normalidad.
No pudo evitar dedicarle una sonrisa a su hija. Cierto que era díficil controlarla, pero no había una muchacha más hermosa a este lado de la frontera . Rió satisfecha pues una vez más había salido vencedora de la discusión y premió a su padre con un abrazo.
-Nadie tiene un padre como el mío - le dijo mimosa, provocando una carcajada complacida del hombre.
-¿ Qué haría yo sin tí ? - Preguntó, medio en serio atrayéndola hacia sí para abrazarla.
-¡Oh, no te preocupes por eso! No pienso  irme a ningún sitio.
  -No , al menos no por ahora- respondió él apenado, acariciándole la oscura cabellera-. Pero no hace falta mucho para que se presente un hombre que te aleje de mi lado. Si encuentras alguno que valga la pena.He de decir  que hasta ahora has sido muy exigente.
-Bueno, no puedo aceptar a cualquiera. Y menos siendo quien soy, así cualquiera se vuelve exigente.
-Date prisa- atajó orgulloso-El director no puede llegar tarde.
Pese a sus palabras de apremio, ella tardó casi una hora en estar lista para salir, pues el cabello y la vestimenta exigían mucho trabajo. Sin embargo, cuando hubo terminado, sólo pudo admitir que el resultado era excelente. Con media hora de retraso por fin llegaron a la oficina.
-Disculpen mi tardanza- dijo recorriendo la sala con la mirada, que fue posando en los tres hombres que lo aguardaban-. Pero espero que me perdonen en cuanto conozcan la razón de mi demora- añadió señalando con la mano a la chica, que entraba justo detrás de él.

viernes, 4 de febrero de 2011

LOL

-Jaimito, en la oración : " María está disfrutando", ¿ dónde está el sujeto ?
-En María, señorita.


Se encuentran enu n ascensor un vasco, un catalán y un gallego. Se saludan educadamente y cada uno se baja en su piso. 


-Perdone, caballero, ¿ ha visto usted Mistetas?
-No, señora, pero debería cambiarle el nombre a su perro porque se presta a confusión.


Esto son dos amigos que deciden ir a un puticlub, pero no van . Porque eso degrada a la mujer.


Juguemos al teto : tú te agachas y yo te respeto.

IF YOU SEEK AMY

Cielo,¿ la has visto esta noche?¿ Está en el baño o fumando fuera? Dime si la has visto porque estoy tan cach**da... No puedo sacarla de mi mente. Sólo quiero ir a la fiesta que ella vaya ¿ Alguien puede llevarme a casa? .... Quiéreme, ódiame, di todo lo que quieras de mí, pero todos los chicos y todas las chicas están suplicando F.O.L.L.A.R.M.E.

¡Joder, nos habríamos inyectado vitamina C si hubiera sido ilegal!

Tomábamos morfina, diamorfina, ciclocina, codeína, temazepán, nitrazepan, fenobarbital, amital sódico, dextropropoxifeno, metadona, nalbufina, petidina, pentazocina, buprenorfina, dextromoramida, clometiazol... las calles rebosan drogas que puedes tomar para combatir la infelicidad... y nosotros las tomábamos todas.

Cuando estás enganchado tienes una única preocupación, pillar, y cuando te desenganchas de pronto tienes que preocuparte de un montón de otras mierdas. No tengo dinero, no puedo ponerme pedo. Tengo dinero, bebo demasiado. No consigo una piba, no echo un polvo. Tengo una piba, demasiado agobio. Tienes que preocuparte de las facturas, de la comida, de algún puto equipo de fútbol que nunca gana. De las relaciones personales, y de todas las cosas que en realidad no importan cuando estás auténtica y sinceramente enganchado al caballo.

Elige la vida.

 Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige buena salud, colesterol bajo y seguro dental. Elige hipoteca a interés fijo. Elige un piso franco. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que emboban la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?