Menuda experiencia .

El ligero olor  chicle , de artificial sabor a cítrico, empapaba su saliva y las ganas de él.
- ¿ Quieres uno ?
 Colorado, se obligó a sí mismo a contestar.
-¿Tienes más?
Ella consciente de que ambos pensaban lo mismo, una corriente que él prefería ignorar y dejar pasar, reprimía por dudas que agujereaban su habitual seguridad. Se acordó del olor de unas sábanas y bloqueó a partir de ahí cualquier recuerdo de su memoria traicionera y experiencias agridulces.
-Hummm...
Giró la cabeza susurrándole, con las mejillas hinchadas por una radiante sonrisa .
-Aparte de este ...- dijo mostrándole el chicle, enredado con su hábil lengua y haciendo movimientos que el hasta entonces consideraba imposibles. La inminente catarata de ideas obscenas se distanció de la racionalidad  y se volvió casi onírica . Supo lo que iba a pasar, o lo habría sabido pensando en frío- ...tengo otro más. Adivina dónde y te dejaré cogerlo, o no te arriesgues y prueba este mismo.- Le incitó echándole el aliento.
Ya loco de lujuria dibujó en su mente un mapa de ella desnuda, y con visión especial se imaginó el chicle tímido escondido en varios sitios. Al final se decidió por mirarla vagamente y no tentar a su propia suerte.
Su suspiro , correspondido con un gemido desproporcionadamente sexy por parte de ella, fué la banda sonora de una visita guíada por sus manos con apenas tres pulseras  a su pecho, y él no apartó las manos. Sacó el chicle de un pliegue estratégicamente colocado en un sujetador gris que se dejaba ver. Se lo metió en la boca, lo masticó ruidosamente con el otro hasta que formaron parte de la misma masa uniforme, y le besó.
El caos se ordenó y el desorden se recogió.